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domingo, 12 de mayo de 2013

GUERRERO ORETANO 230 a.C. 1ª Parte

        Bueno amigos... aquí estamos otra vez con el tema del modelado de figuras.  En esta ocasión se trata de un guerrero oretano, gente dura y brava de nuestra vieja Iberia o Hispania o como quierasn llamarla los historiadores modernos... pero teniendo en cuenta que para los pueblos que habitaban la península ibérica en aquella época, no existía la noción de país como un conjunto, como nos quieren hacer ver series modernas de TV, sino que cada pueblo era independiente entre ellos y aún entre ciudades de la misma étnia existían rivalidades y guerras.


 Vamos primero a conocer un poco más a estas gentes... Echamos mano a la Wikipedia y veamos que nos dice de ellos...


       Los oretanos (en latín oretani) fueron un pueblo prerromano que habitaron las tierras que van desde Sierra Morena hasta la cuenca del Anas (actual Guadiana), correspondiente a las actuales provincias de Ciudad Real y noreste de Córdoba, oeste de Albacete y al sur la provincia de de Jaén, más allá del Saltus Castulonensis (era llamado así al antiguo limex o frontera entre las provincias romanas de Hispania Citerior e Hispania Ulterior).



Distribución de los oretanos en Hispania.


      La ciudad más grande de la Oretania era Cástulo, cerca de Linares, en la actual provincia de Jaén.  Sus gentes, nativas de Sierra Morena y del borde de la meseta sur, controlaban una zona con grandes poblaciones de más de 10 hectáreas de extensión como Sisapo (La Bienvenida) en la provincia de Ciudad Real, así como Lacurris o Larcuris (Alarcos), Ciudad Real) o el Cerro de las Cabezas (Valdepeñas), así como amplios territorios de penillanura y sus vías de comunicación. Han pervivido algunos nombres de sus régulos o reyezuelos, como por ejemplo Orissón, único guerrero que consiguió derrotar a los cartagineses en Heliké. Al menos en época tardía, pudieron estar bajo el dominio de un único soberano, lo que explicaría el matrimonio de Aníbal con la princesa oretana Himilce, hija del rey de Cástulo, Mucro. 


Estatua funeraria de Himilce en la fuente de los leones Baeza, Jaén.


 La intensa iberización de los oretanos se produce ya en época orientalizante, a juzgar por sus cerámicas. Sus santuarios son los más ricos del mundo ibérico. En Alarcos han aparecido estelas con figuras zoomorfas y existía un arte de gran calidad al servicio de las elites refinadas y poderosas, como lo indican las cerámicas, los bronces y los mismos tesoros argénteos, tan frecuentes en la zona de Sierra Morena. Y en Castellar (Jaén), han sido hallados en el importante santuario de la Cueva de la Lobera más de 3000 exvotos ibericos.




Imagenes del santuario oretano de la cueva de la Lobera.


      Parece ser que Plinio describe dos regiones dentro de la Oretania, una zona que sería poblada por íberos puros al sur, y otra zona al norte con presencia de elementos célticos infiltrados por estas zonas en épocas diversas aunque probablemente tardías, a través del pastoreo, la minería, el empleo de mercenarios y, finalmente, como clase dominante.


Ruinas romanas de Sisapo, en el centro de la Oretania.

     La capital de los oretanos iberos puros sería Cástulo (cerca de la actual Linares), mientras que la de los oretanos germanos sería Oretum Germanorum (Granátula de Calatrava), siendo otras ciudades importantes Gemella Germanorum (Almagro), Miróbriga (Capilla), Lacurris (Alarcos, cerca de Ciudad Real), Sisapo (La Bienvenida), Laminium, Mentesa Oretana (Villanueva de la Fuente), Mentesa Bastia (La Guardia de Jaén), Aurgis o Puente tablas (Jaén capital), Iltiraka (Úbeda), Obulco, (Porcuna), Toya (Peal de Becerro), Cerro del Pajarillo (Huelma) etc.



 
Vista de las excavaciones de la ciudad oretana del Cerro de las Cabezas, en Valdepeñas.


     De la gran ciudad del Cerro de las Cabezas en Valdepeñas (Ciudad Real) no se ha logrado descifrar de qué ciudad se trataría, aunque su importancia es enorme ya que se calcula que su población suponía el 1.% de toda la de la Península Ibérica y además nunca llegó a ser romanizada o arabizada.


LA FIGURA.-

      Bueno, ahora vamos con la figura... como ya hemos dicho se trata de un guerrero oretano con influencias célticas en su atuendo.





La verdad es que he comenzado el modelado en un momento de inspiración y no me ha costado mucho... lo que pasa es que ahora con las fotos.... se ven detalles evidentemente mejorables... así que ahora cuelgo estas fotos... pero esto cambiará..






Aunque le he puesto pantalones y el escudo lo quiero hacer alargado... típicamente celta... me gustaría ponerle algo de pieles para resaltar más el aspecto germanizante del guerrero como indica Plinio... y hacerlo más de la zona  nuestra..







Creo que le subido mucho el cinturón...







De momento esto es todo... ya veremos en qué acaba todo esto... lo único seguro es que llevará falcata en la mano derecha, los pantalones se van a mantener para darle ese toque celta... y no sé donde ponerle las pieles... ya veremos. 







sábado, 4 de mayo de 2013

María Pita y la defensa de La Coruña 1589

  4 de mayo de 1589.-


      Las tropas inglesas al mando del pirata Drake, habiendo cercado la ciudad de La Coruña, vieron una punto débil en la parte de la muralla donde residían los pescadores y la población más humilde, allí comenzaron los duros enfrentamientos y los destrozos y abrieron una brecha en la muralla y comenzaron el asalto de la ciudad vieja.


La Coruña en el siglo XVI.


       El Marqués de Cerralbo, gobernador de Galicia por aquellos años cuya residencia estaba en A Coruña, organizó a los escasos hombres de que disponía, pues la ciudad aunque era un importante puerto militar, no disponía de municiones y provisiones en abundancia, ya que solo hacía las funciones de escala para las flotas que iban rumbo al Atlántico Norte.
 Les salieron al paso las compañías de los capitanes Alvaro Troncoso y Antonio Herrera. Mas como al cabo de las tres horas de este primer encuentro, el número de los desembarcados había aumentado a 7.000, mandados por los coroneles Fenner, Huntley y Wingfield, el marqués de Cerralbo ordenó a los españoles que se refugiaran en el interior del recinto de la Pescadería, en la ciudad vieja. 




Maria Pita 


       En el asalto definitivo, cuando asaltantes y defensores estaban en el límite humano de sus fuerzas, un acontecimiento cambió la suerte del asedio. Cuando la muralla de la ciudad vieja cedió, en su brecha se vivieron los combates más encarnizados, hasta el punto de que los ingleses clavaron su bandera dentro de la ciudad,  en esa batalla murió Gregorio Rocamunde, marido de María Pita, que en realidad se llamaba María Mayor Fernández de Cámara y Pita y era una mujer decidida y rebelde, hija de los propietarios de una tienda en ese barrio.



María Pita defendiendo la muralla.


      Un alférez ingles, arengando a los suyos con el grito ¡ya son nuestros!, escaló a lo más alto de la muralla. María Pita le siguió y sin darle tiempo a reaccionar le clavó la pica de la bandera en el vientre y lo despeñó muralla abajo. Con el grito de ¡ Ayudadme a echarlos de aquí ! ¡ Quien tenga honra que me siga! . Este ejemplo incitó a los españoles a reanudar con mayores bríos el combate, quienes ayudados también por  todas las mujeres que allí estaban  gritando y lanzando piedras consiguieron hacer retroceder a los ingleses.





María Pita, heroina coruñesa a la que  el rey Felipe II le concedió una pensión que equivalía al sueldo de un alférez más cinco escudos mensuales.



       Una vez acabada la batalla, María Pita ayudó a recoger los cadáveres y a cuidar de los heridos. Junto con María Pita, otras mujeres de La Coruña ayudaron a defender la ciudad; está documentado el caso de Inés de Ben, que fue herida por dos balas inglesas en la batalla.

 Esto no fue más que la primera batalla de una lucha que duró casi todo el mes y que concluyó con la retirada definitiva y la derrota estrepitosa de la flota del pirata Drake después de haber perdido 1300 hombres.

jueves, 2 de mayo de 2013

Levantamiento del 2 de Mayo en Madrid 1808

 2 de mayo de 1808.-


       Harto de la ocupación de las tropas francesas y de que la monarquía española estuviera en manos de Napoleón, el pueblo de Madrid explotó el 2 de mayo de 1808 contra la injerencia extranjera. Fue una lucha desigual entre un ejército poderoso y unos ciudadanos armados con navajas, macetas y aceite hirviendo. El levantamiento fue aplastado, pero trajo una guerra que expulsó a los franceses de España.



Monumento al pueblo de Madrid en la Plaza del 2 de Mayo.

      Tras la firma del tratado de FontainebleuNapoleón decidió crear un Estado satélite conforme a sus designios. Así, las tropas francesas comenzaron a ocupar distintas localidades españolas, controlando las comunicaciones con Portugal, además de Madrid y la frontera francesa. Ante esta situación amenazante, en marzo de 1808, la familia real se vio obligada a retirarse del Palacio Real, lo cual derivó en el Motín de Aranjuez y la posterior coronación de Fernando VII.



Motín de Aranjuez.






      
Esta situación fue aprovechada ampliamente por Napoleón, quien obligó a ceder la corona española a José Bonaparte, su hermano, hecho que sería conocido luego como las Abdicaciones de Bayona.
Por otra parte, en Madrid se conformó una Junta de Gobierno en clara representación del rey Fernando VII.  No obstante ello, el poder efectivo fue a parar a manos de Murat, líder de las tropas francesas en España,  quien manipuló a su antojo a la Junta. Fue el mismo Murat el que pidió el 27 de abril la autorización para llevar hacia Bayona a los hijos de Carlos IV que aún permanecían en la ciudad, la reina de Etruria, María Luisa, y el infante Francisco de Paula. A pesar de la negación inicial de la Junta a dicha solicitud, en una reunión realizada la noche anterior al 2 de mayo y ante las órdenes impartidas por Fernando VII, la Junta de Gobierno depuso su parecer y accedió a tales requerimientos, provocando la reacción del pueblo entero.


2 de Mayo, por Justo Jimeno Bazaga.


      Con la gestación del levantamiento popular de los madrileños,  comenzaron a constituirse partidas de barrio dirigidas por súbitos caudillos espontáneos y se alzaron en armas con el fin de  impedir el acceso a la ciudad de nuevas tropas francesas.


Muerte de Manuela Malasaña durante el levantamiento del pueblo de Madrid.







      En este contexto, Murat puso en práctica una táctica voraz. En el momento en que la multitud se disponían a acantonarse en las puertas que cercaban a Madrid para frenar la llegada de las fuerzas francesas, la mayor parte de las tropas de Murat, alrededor de  30.000 hombres, lograron penetrar e ir en camino  hacia el centro. A pesar de ello, la gente siguió luchando durante toda la jornada utilizando cualquier objeto que fuera susceptible de ser utilizado como arma, como piedras, agujas de coser, macetas arrojadas desde los balcones etc.




Carga de los mamelucos, por Francisco de Goya.


       Mientras se desarrolló la lucha, los militares españoles permanecieron, siguiendo órdenes del capitán general Francisco Javier Negrete, acuartelados y pasivos. Sólo los artilleros del Parque de Artillería en el Palacio de Monteleón desobedecieron las órdenes y se unieron a la insurrección. Los héroes de mayor graduación fueron los capitanes Luis Daoíz y Torres, que asumió el mando de los insurrectos por ser el más veterano, y Pedro Velarde Santillán. Con sus hombres se encerraron en el Parque de Artillería de Monteleón y, tras repeler una primera ofensiva francesa al mando del general Lefranc, murieron luchando heroicamente ante los refuerzos enviados por Murat, así como el teniente Jacinto Ruiz y los alféreces de fragata José Hezeta y  Juan Van Halen, este último herido de gravedad.




Daoiz y Velarde en la defensa del Parque de Artillería de Monteleón


      La represión fue cruel. Murat, no conforme con haber aplacado el levantamiento, se planteó tres objetivos: controlar la administración y el ejército español, aplicar un riguroso castigo a los rebeldes para escarmiento de todos los españoles y afirmar que era él quien gobernaba España. La tarde del 2 de mayo firmó un decreto que creó una comisión militar, presidida por el general Grouchy, para sentenciar a muerte a todos cuantos hubiesen sido cogidos con las armas en la mano. El cálculo de las bajas realizado por los historiadores estima que murieron alrededor de 500 españoles y hubo 180 heridos, mientras los franceses tuvieron casi 1.700 muertos, cerca de 500 heridos y 251 desaparecidos. Ese fue el balance de uno de los días más importantes en la historia de España.



Fusilamientos del 3 de mayo, de Francisco de Goya.


     Murat pensaba haber acabado con los ímpetus revolucionarios de los españoles, habiéndoles infundido un miedo pavoroso y garantizando para sí mismo la corona de España. Sin embargo, la sangre derramada no hizo sino inflamar los ánimos de los españoles y dar la señal de comienzo de la lucha en toda España contra las tropas invasoras.


El alcalde de Móstoles declara la Patria en peligro, óleo de Antonio Pérez Rubio.

     El mismo 2 de mayo por la tarde, en la villa de Móstoles, ante las noticias horribles traídas por los fugitivos de la represión en la capital, un destacado político, Juan Pérez Villamil, Secretario del Almirantazgo y Fiscal del Supremo Consejo de Guerra, hizo firmar a los alcaldes del pueblo (Andrés Torrejón y Simón Hernández) un bando en el que se llamaba a todos los españoles a empuñar las armas en contra del invasor, empezando por acudir al socorro de la capital, el día 3 se unieron Asturias, Andalucía y Extremadura.




Grabado francés sobre el levantamiento del 2 de Mayo.
 

       Napoléon destacó que el origen de todos sus males comenzaron en España:

"Esta maldita Guerra de España fue la causa primera de todas las desgracias de Francia. Todas las circunstancias de mis desastres se relacionan con este nudo fatal: destruyó mi autoridad moral en Europa, complicó mis dificultades, abrió una escuela a los soldados ingleses… Esta maldita guerra me ha perdido".