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lunes, 18 de febrero de 2013

Ocupación británica de la isla de Trinidad 1797.


18 de febrero de 1797.-


      Una flota británica mandada por Ralph Abercromby se presentó ante la bahía de Chaguaramas, en la isla de Trinidad de Barlovento el 16 feb. 1797. La desproporción de fuerzas entre esta armada y la poca preparación que D. José María Chacón, gobernador español de la isla,  había conseguido para defender la isla hizo que apenas se ofreciera resistencia. El incendio de la escuadra del almirante Apodaca, provocado por los ingleses, causó gran consternación entre la población trinitaria, que comenzó la evacuación de Puerto España, dejando la entrada libre a Abercromby, ante el cual capituló el gobernador Chacón.


Mapa actual de la isla de Trinidad.
 


       Hacia  las 3 de la tarde los vigías de Trinidad avisaron de la proximidad de numerosas embarcaciones que, dadas las circunstancias, solo podían ser inglesas.
Con la llegada del enemigo, la frágil armazón en la que se basaba la defensa de Trinidad se vino abajo estrepitosamente.  La división de D. Sebastián de Apodaca, que se encontraba fondeada en Chaguaramas, no supo o no pudo evitar que varias unidades inglesas la embotellasen sin remedio de tal manera que, en el consejo celebrado aquella misma noche a bordo del insignia San Vicente, los oficiales con mando votaron por que se incendiase a los navíos para evitar su captura ejecutándose tal decisión sobre las 12 de la noche aunque uno de los navíos -el San Dámaso- no quiso arder y fue finalmente capturado por los ingleses e incorporado a su escuadra.
Aprovechando la confusión, las dotaciones desembarcadas se dispersaron y tan solo parte de la marinería junto a los soldados de marina pudieron enlazar con las tropas terrestres que, mandadas por el propio gobernador, intentaban hacer frente a los ingleses que ya habían desembarcado en la isla por tres puntos diferentes.



Flota de invasión británica.

     Las tropas de voluntarios reclutados para reforzar a las tropas regladas desertaron en masa llevándose consigo las armas que se les habían confiado y los cerca de 3000 hombres con que se esperaba poder dar la batalla se vieron reducidos a poco más de 500 y esto gracias a que los enfermos menos graves se reincorporaron a filas de forma voluntaria a la primera indicación de sus oficiales. los ingleses, que contaban con abrumadora superioridad en hombres y material, hicieron retroceder en todos los puntos a los españoles de tal manera que, a las 8 de la noche, el general Abercromby, comandante de las tropas inglesas, ordenó el cese de las hostilidades y envió un comunicado al desdichado D. José María Chacón en el que reconocía el valor mostrado por las tropas españolas y le ofrecía una rendición con honores que, finalmente, vista la imposibilidad de prolongar la resistencia, fue aceptada y firmada el 18 de febrero.


Desembarco británico según grabado de la época.

 
      Las primeras noticias de tan triste suceso fueron conocidas por las autoridades españolas en Cumaná el mismo día 17 de febrero a través de tres marineros de la fragata Santa Cecilia que habían podido escapar de la isla de Trinidad en la falua del propio jefe de escuadra D. Sebastián Apodaca.



 Informe del estado de fuerzas terrestres enviado por D. José María Chacón a Manuel Godoy.

      En todas las islas de alguna importancia económica, los ingleses tuvieron aliados internos entre los esclavistas. En Martinica, los ingleses llegaron por invitación de los hacendados franceses, que veían el dominio inglés como una garantía de la esclavitud. La conquista de Trinidad por parte de los ingleses,  fue facilitada por este apoyo interno.

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