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jueves, 31 de enero de 2013

Fundación de la USAC 1676


31 de enero de 1676.-



      Se funda por Real Cédula de Carlos II  de España, la Real y Pontificia Universidad de San Carlos Borromeo de Guatemala, cuarta Universidad fundada en territorio Hispanoamericano.

      Inició labores el 7 de enero de 1681, con más de sesenta estudiantes inscritos. La constitución universitaria exigía la libertad de cátedra, asimismo obligaba a que se leyesen doctrinas filosóficas contrarias para motivar la dialéctica y la discusión de ideas.






Carlos II de España



     La fundación de la Universidad de San Carlos de Guatemala fue debido a gestión del primer obispo Francisco Marroquín ante el Monarca Español mediante una carta en la cual solicita la autorización para fundar una universidad en la Ciudad de Guatemala. Francisco Marroquín funda el Colegio Universitario de Santo Tomás, en donde se impartían las cátedras de filosofía, derecho y teología.

Las primeras cátedras de la Universidad de San Carlos fueron:
  • Cánones
  • Leyes
  • Medicina
  • Teología Escolástica
  • Teología Moral
  • Dos cursos de lenguas
La universidad San Carlos de Guatemala recibió la aprobación papal por bula del 18 de junio de 1687, 10 años después de su fundación y 6 años después de que comenzaran las clases.



Escudo de la USAC.


      La Universidad de San Carlos de Guatemala (también conocida y llamada por sus siglas: USAC) es la universidad más grande, prestigiosa y antigua de Guatemala, siendo además la única estatal y autónoma.

Batalla de Wad-el Jelú 1860

 31 de enero de 1860.-


      Se produce la batalla de Wad-el-Jelú, en la que los marroquíes mandados por los príncipes Muley-el Abbas y Muley Ahmed atacaron al ejército español. Amenazada la izquierda española por la Caballería marroquí, el general O'Donnell da orden al general Ros de Olano de sostener este flanco con sus batallones, una Compañía de artillería de montaña y un Escuadrón de Lanceros de Villaviciosa. 


Caballería mora cargando.


 Algunas fuerzas moras intentan cortar la retirada al cuerpo de reserva, interponiéndose entre él y el campamento, pero el General Rubín de Celis, que mandaba la primera línea, lanza al Escuadrón que carga diagonalmente contra un enemigo muy superior en número hasta alcanzarlo, lo acuchilla y lo hace huir, pero la mitad del Escuadrón acaba por caer en un lodazal blando y profundo donde queda atascado. Clavados en el lodo, son fusilados por los moros, pero pronto son ayudados por la Infantería del Regimiento Provincial de Málaga que cruza el lodazal y acuchilla a la bayoneta al enemigo. El Escuadrón sale del lodo y se reagrupa, cargando audazmente contra el enemigo junto con escuadrones de los Húsares de la Princesa, de los coraceros (Rey, Reina, Príncipe y Borbón), y lanceros de Farnesio. El ejército enemigo cuyo número era de unos 14.000 infantes y 4.000 jinetes es derrotado.



Caballería española cargando contra el enemigo.


     En esta jornada serán concedidas más de treinta Cruces Laureadas de San Fernando entre jefes y oficiales, seis a Sargentos y treinta más a Soldados de Caballería cuyos escuadrones tuvieron 459 bajas
 En la batalla de Wad el Jelú tuvo su bautismo de fuego la batería de cohetes que había sido desembarcada en Ceuta el 30 de diciembre,  en la que lanzó 66 cohetes que sembraron el pánico entre los marroquíes.




Grabado de la época que representa a dos guerreros marroquíes luchando contra un soldado español.

miércoles, 30 de enero de 2013

Batalla de Gembloux 1578.



30 de enero de 1578.-





      D. Juan de Austria derrota en Flandes a los ejércitos protestantes en la batalla de Gembloux. Los ejércitos se enfrentaron en Namur. Si el del los rebeldes contaba con muchos más hombres -25.000 frente a 17.000-, el de don Juan estaba formado por soldados seleccionados y curtidos en múltiples batallas. Además, a su frente se encoontraban varios de los generales más temidos de Europa: Mondragón, Toledo, Farnesio, Mansfeld, Martinengo, Bernardino de Mendoza, Octavio Gonzaga...y todos ellos bajo el mando del vencedor de los moriscos y del turco. El resultado era inevitable:
 "..pues rara vez que sucedió que tan pocos, y a tan poca costa, en tran breve tiempo derramasen tanta sangre y diesen fin a la batalla".


D. Juan de Austria.










     La intención de los rebeldes era presentar batalla a los hombres de don Juan en el mismo Namur pero, al tener conocimiento de que el ejército real venía directo a su encuentro, decidieron retirarse a Gembloux a meditar la situación. Antes del amanecer se pusieron en marcha ambos ejércitos en busca de la batalla. Tal confianza tenía don Juan en la victoria de sus hombres que la noche anterior mandó añadir al estandarte real que él mismo había llevado en Lepanto, bajo la cruz de Cristo, la siguiente frase:


      "Con esta señal vencí a los turcos, con esta venceré a los herejes".


Salida de los Tercios españoles de la ciudad de Brabante para reunirse con el resto del ejército español en Namur.


     Mandó a Octavio Gonzaga con algunas tropas a entretener al enemigo hasta que llegara el grueso del ejército. A Gonzaga le salió demasiado cumplidor un capitán que empezó a hacer retroceder al enemigo. Preocupándole que esa acción forzase el ataque masivo del ejército contrario, le mandó Gonzaga al capitán un mensajero para que retrocediese. En mala hora y con mal tono llegó el mensaje. Indignado, pues pensó que se le tachaba de cobarde, Perote, que así se llamaba el capitán, contestó:  "...que él nunca había vuelto las espaldas al enemigo, y aunque quisiera no podía..".



Caballería española en Flandes.



  
      Todo ello iba provocando, de forma un tanto involuntaria, que las tropas rebeldes se fueran encaojonando en lo bajo y angosto de un paso en pendiente. Lo vio Alejandro Farnesio, al cual, sin cesar instaba don Juan en que no fuera a pelear pues lo necesitaba a su lado, y sin detenerse más, arrebatándole al paje de lanza la que llevaba, y montando de presto otro caballo que Camillo de Monte tenía más suelto para pelear, arrojando incendios marciales por ojos y boca, vuelto al paje le dijo:

"Id al general austríaco y decidle que Alejandro, acordándose del antiguo romano, se arroja en un hoyo para sacar de él, con el favor de Dios y con la fortuna de la casa de Austria, una cierta y grande victoria hoy" .


Alejandro Farnesio.





     Con el mismo ímpetu y con el ejemplo llevó tras sí los cabos más valerosos de la caballería, a Benardino de Mendoza, a Juan Baustista de Monte, Enrique Vienni, Fernando de Toledo, Martinengo, Mondragón y otros. Sus salvajes y repetidas cargas pusieron en fuga a la caballería enemiga, que ni se planteaba el pelear contra semejantes guerreros poseídos por el dios Marte. De tal forma huyeron que estrellándose en precipitada fuga con su infantería, que estaba destrás, la desordenaron, en parte la estropearon, y del todo la desampararon, de manera que le fue después fácil a la caballería de que iba con Alejandro hacerles pedazos.


Batalla de Gembloux.





     Se les arrebataron 34 banderas, la artillería y todo el bagaje dejando en el campo de batalla más de 9.000 muertos. Mientras una parte de los que quedaron vivos no dejaron de huir hasta que llegaron a Bruselas, otra, para su perdición, pretendió fortificarse en Gemloux. No duró mucho su resistencia, y cuando entregaron la ciudad se les perdonó la vida a cambio de un juramento de fidelidad al rey. En éste, su plaza fuerte, habían acumulado tal cantidad de víveres y munición que sirvieron al ejército de don Juan durante varios meses. Guillermo el Taciturno abandonó Bruselas y huyó con su corte hacia Amberes ante la posibilidad de que D. Juan de Austris asaltase la ciudad, cosa que no pudo hacer por falta de dinero y de artillería.

domingo, 27 de enero de 2013

Conquista de Fuerte Delfín 1794

 27 de enero de 1794.-


      En la madrugada de este día, la escuadra española al mando del Teniente General Aristizabal toma a los franceses la plaza de Fuerte Delfín,  en la isla de Santo Domingo, para ello se introdujo en la pequeña bahía el capitán de navío Montes al mando de su navío el San Ramón, la fragata Santa Águeda, un bergantín y varios buques menores, bombardeando el fuerte desde tan corta distancia que facilitó la conquista por las tropas del ejército y de la Marina.




Teniente General de la Real Armada D. Gabriel de Aristizabal Espinosa.






      La plaza francesa estaba defendida por unos mil hombres, 40 cañones y gran cantidad de municiones, pero andaban muy escasos de víveres, y en Guarico había de seis mil a ocho mil hombres. Por parte española, la guarnición de Dajabón, a cincuenta kilómetros al sudeste de Fuerte Delfín, contaba con mil quinientos hombres, pero al estar amenazada por las tropas francesas solo se podían destinar quinientos o seiscientos hombres para el ataque al Fuerte.


      Embarcados en los botes y lanchas de la escuadra, salieron a las doce de la noche cuatrocientos marineros, ciento treinta infantes de Marina, al mando del capitán de navío D. Justo Salcedo, doscientos soldados de infantería del 2º batallón de Cuba al mando del coronel marqués de Casa-Calvo y una compañía de infantería de Caracas mandadas por el coronel D. Juan Casas, además de un destacamento de brigadas de artillería de Marina. La operación de mar y tierra estaba dirigida por el capitán de fragata D. Francisco de Alcedo y Bustamante, mayor de la escuadra.





Navío San Ramón, buque insignia del General Aristizabal.

 

     El asalto comenzó a las cuatro de la mañan, tomando en una hora el fuerte de la boca y batería de Anse sin que se tuviera que lamentar una sola baja.

     Entre las 7 y las 10 de la mañana, entraron el bergantín Rosario, la fragata Santa Águeda y el navío San Ramón, además de otras embarcaciones menores. Al poco tiempo después se vieron las banderas españolas izadas en los fuertes. Los franceses retrasaron la rendición de la ciudad con la esperanza de que les llegaran refuerzos de Guarico, que ya se habían puesto en marcha,  pero éstos al tener noticias de la rendición del Fuerte se retiraron.




Infante de Marina español embarcado.



     Tras la capitulación, se capturaron varios corsarios franceses así como mil treinta y un hombres de infantería y dragones, algunas compañías de milicias, 38 cañones de varios calibres y gran cantidad de munición.

    Las únicas bajas fueron las heridas leves del teniente de fragata D. Antonio Guruceaga, mientras los franceses tuvieron tres heridos, uno de ellos grave.

CARTELES REPUBLICANOS DE LA G.C.E. (10)



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SEGUIRÁ...............

sábado, 26 de enero de 2013

Batalla de Montjuich 1641

    
 26 de enero de 1641.-


      Tiene lugar la batalla de Montjuic, seis meses más tarde del alzamiento campesino conocido como Corpus de Sangre el (7 de junio de 1640), contra los soldados de los Habsburgo alojados en Cataluña . La batalla inició la Guerra de los Segadores, que duró diecinueve años.


Cuadro de la batalla de Montjuich, por Pandolfo Reschi.



Tras la proclamación de la República catalana por Pau Claris el 17 de enero de 1641, y a causa del acercamiento de las tropas de Felipe IV a Cataluña, para retomar el poder, Pau Claris decide nombrar el 23 de enero de 1641 al rey de Francia, Luis XIII de Borbón, nuevo Conde de Barcelona (Luis I, 1641-1643), con lo que Cataluña pasa a estar bajo la completa autoridad del monarca francés, que ve en ello una opción única para prosperar en su lucha contra los Habsburgo
Las tropas imperiales atacaron Barcelona con una primera embestida contra la montaña de Montjuic. El ejército enviado por Felipe IV había salido a campaña con 23.000 hombres, 3.100 caballos y 24 piezas con 250 artilleros  pero la milicia gremial de la ciudad junto con los contingentes franceses, formados éstos por los regimientos Enghien, Espenan y Serignan más otros 1.000 jinetes que regresaban de Tarragona, consiguieron repeler el ataque.



Detalle del cuadro que muestra el enfrentamiento entre la caballería española y francesa.
 

      Cuando las primeras tropas reales llegaron a la cima de la montaña, muchos catalanes huyeron excepto una compañía que hizo frente al ataque, diezmando a los atacantes y eliminando a los oficiales. Este ataque fue respondido por una carga de la caballería realista, que provocó la retirada catalana al interior de la fortificación, pero con el coste de quedarse sin munición, de manera que quedaron al alcance del fuego proveniente de las murallas y, a continuación, fueron cargados por los coraceros franceses.


 A las tres de la tarde, los españoles intentaron un nuevo ataque en masa, pero la falta de escalas para subir a las murallas y el fuego catalán provocaron su retirada hasta Sants. Con ello, este territorio entra también en la Guerra de los Treinta Años. Cataluña seguirá hasta 1652, fecha de la finalización de la contienda en este territorio, bajo la Corona Francesa de Luis XIV, Conde de Barcelona con el nombre de Luis II (1643-1652), aunque bajo la Regencia del Cardenal Mazarino, pues el monarca contaba con 5 años de edad.




 Castillo de Montjuich.
 

      La derrota del ejército de Felipe IV fueron tan celebradas en París como en la Barcelona rebelde. El cronista coetáneo Parets escribió al respecto que “Cataluña llorará con lágrimas de sangre lo que celebra hoy con gritos de alegría”. Después de la guerra, España perdió condado del Rosellón y una parte del de la Cerdaña, todos ellos situados en la vertiente septentrional de los Pirineos y que las tropas francesas habían ocupado en apoyo de los sublevados catalanes. El rey de Francia posteriormente prohibió drásticamente el uso de la lengua catalana en documentos oficiales, notariales y de otro tipo, bajo pena de invalidar el contenido. Desde entonces, el francés continúa siendo la única lengua oficial, y la única que se utiliza en la enseñanza pública.

viernes, 25 de enero de 2013

Fundación de Sao Paulo. 1554



25 de enero de 1554.-



     : El padre jesuita José de Anchieta funda la ciudad de São Paulo (en español, San Pablo), que hoy es la ciudad más grande de Brasil y una de las más grandes del mundo.
Nacido en Tenerife, hijo de Juan de Anchieta, de origen vasco, y de Mencía Díaz de Clavijo, descendiente de la nobleza canaria, nació en la ciudad tinerfeña de La Laguna fue enviado a la Universidad de Coímbra, Portugal, en 1548. Una vez allí ingresó en la Compañía de Jesús y fue enviado como misionero a Brasil, donde murió en 1597



Padre José de Anchieta.



La villa de São Paulo de Piratininga tuvo sus inicios con la construcción de un colegio jesuita, entre los ríos Anhangabaú y Tamanduateí. Tal colegio, que funcionaba en un barracón rústico, tenía por finalidad la catequesis de los pueblos indígenas que vivían en la región. El edificio aún existe, y se le conoce con el nombre de Pátio do Colégio.



Fundación de Sao Paulo, cuadro del pintor Antonio Parreiras.



      La historia de la ciudad de São Paulo transcurre paralelamente a la historia de Brasil a lo largo de aproximadamente 450 años de su existencia, contra los más de quinientos años de la llegada de los europeos al país. Aunque haya sido marcada por una relativa inexpresividad, ya sea desde el punto de vista político o económico, durante los primeros tres siglos desde su fundación, São Paulo se destaca en diversos momentos como escenario de varios e importantes momentos de ruptura en la historia del país.
São Paulo surge como una misión jesuita, y por tanto reune en sus primeros territorios habitantes de origen tanto europeo como indígena. Con el tiempo, el poblado terminó distinguiéndose como centro comercial y de servicios de relativa importancia regional. Esta característica de ciudad comercial y de composición heterogénea la acompañan en toda su historia.



  
Ceremonia fundacional de Sao Paulo.
 

     El poblamiento de la región comenzó en 1560, cuando el gobernador general de la colonia, mandó a la población de la villa de Santo André da Borda do Campo hacia los alrededores del colegio, denominado “Colegio de São Paulo de Piratininga” – el nombre fue escogido porque el día 25 de enero la Iglesia Católica celebra la conversión del apóstol Pablo de Tarso. De esta forma, la villa de Santo André da Borda do Campo quedó extinta y São Paulo fue elevada a la categoría de villa.



  
Bandera y escudo de Sao Paulo.


 

jueves, 24 de enero de 2013

Batalla de Turnhout 1597

 24 de enero de 1597.-


     Tiene lugar la batalla de Turnhout ocurrida en Flandes, durante la Guerra de los Ochenta Años, en la que  las fuerzas holandesas bajo el mando de Mauricio de Nassau derrotaron a las hispánicas del conde de Varas.




Grabado de la batalla de Turnhout

      La ciudad de Turnhout, en Brabante, no estaba amurallada, a pesar de su importancia estratégica en el límite de las provincias del norte de los Países Bajos y las del sur. Jean de Rie de Varas, general de la Artillería en el Ejército de Flandes al servicio de la corona española, guardaba la ciudad. La fuerza bajo su mando estaba compuesta por 4 unidades de infantería, el tercio de italianos Trevico, los regimientos de Valones La Barlette y Hachicourt, y el regimiento alemán Sulz, además de 7 cornetas de caballería, aproximadamente 4.000 infantes y 300 de a caballo.


Mauricio de Nassau, príncipe de Orange.


      Mauricio de Nassau reunió en Geertruidenberg  un ejército de 6.800 hombres, formado por 50 compañías de infantería y 16 cornetas de caballería; entre éstos, además de holandeses llegados de varias guarniciones, se incluían tropas inglesas enviadas en apoyo de los protestantes por Isabel I de Inglaterra, y mercenarios escoceses.




Caballería protestante.


      Mauricio, viendo la retirada de Varas, que se debía a las exageradas noticias que poseia sobre las fuerzas enemigas,  ordenó a sus tropas seguir al ejército católico hasta darle alcance. La caballería holandesa, acomapañada de 300 mosqueteros ingleses montados a la grupa, más rápida que la infantería, alcanzó la retaguardia española en Tielen, a media legua de Turnhout. Mientras Francis Vere y Marcellus Bax atacaban la retaguardia, el conde Hohenlohe rodeó y atacó la vanguardia hispánica.



El Tercio italiano del marqués de Trevico en formación de combate.



      Varas ordenó a su caballería proteger la retirada con una carga, que fue fácilmente rechazada.La infantería, acosada por los mosqueteros ingleses mientras avanzaba en columna de marcha, y viendo la huida de su propia caballería, perdió el ánimo. Los regimientos valones trataron de formar una línea con el flanco protegido por un bosquecillo, pero como vieran a lo lejos aparecer a la infantería holandesa en apoyo de su caballería, su moral se quebró y se dispersaron tratando de cruzar a nado el Aade para llegar Herentals. El regimiento alemán directamente se rindió en masa al ver aproximarse a la caballería enemiga, y solo le tercio italiano del marqués de Trevico se desplego en formación de combate para oponer resistencia. Los coraceros holandeses atacaron precedidos por una descarga cerrada de sus pistolas, matando a Varas, que luchaba en la primera línea con los italianos, que se desmoralizaron y, tras ina breve resistencia, se dispersaron.



Coraceros holandeses cargando contra los tercios hispánicos.



  Mauricio renunció a perseguir a las tropas españolas, volviendo a Turnhout que quedó así en manos holandesas. Sin embargo, en pocos días tuvo que abandonar la ciudad ante los refuerzos españoles, el archiduque Alberto de Austria había sacado de sus cuarteles de invierno al tercio español de Velasco y a varias unidades de caballería, que unidos a los supervivientes de la batalla avanzaban contra él. Mauricio se retiró a Holanda sin presentar batalla.


Archiduque Alberto de Austria.

      Mauricio de Nassau, tras devolver el cuerpo de Varas, decretó la ejecución de los 500 prisioneros tomados en la batalla si en el plazo de 20 días no fuera satisfecho el pago de un rescate; el archiduque Alberto de Austria recaudó el dinero del rescate entre los habitantes de Brabante, evitando así la muerte de sus soldados.



martes, 22 de enero de 2013

Rendición del Real Felipe en el Callao 1826

 22 de enero de 1826.-


      Se rinde la fortaleza del Real Felipe en el Callao, Perú. La fortaleza, que había vuelto a dominio español tras la Sublevación del Callao realizada por el sargento Dámaso Moyano en 1824, estaba bajo el mando del  brigadier español José Ramón Rodil y Campillo, quien, negándose a reconocer la capitulación de Ayacucho, se encerró en la fortaleza y resistió el sitio de las fuerzas patriotas al mando del general Bartolomé Salom hasta el 22 de enero de 1826, en que entregó la plaza al ver que la ayuda de España no llegaba.  Esta acción fue el fin del Imperio español en América del Sur, pues el mismo día se juraba la independencia de Chiloé, que fue anexionado a Chile con la firma del Tratado de Tantauco una semana antes.



Imagen de satélite de la fortaleza del Real Felipe.



     Para quebrar la resistencia realista, el Ejército Libertador, formado por grancolombianos y peruanos en su mayor parte, al mando del general venezolano Bartolomé Salom, estableció su campamento en Bellavista y procedió a cercar el recinto fortificado del Callao, bombardeando el puerto constantemente durante meses con fuego de artillería pesada. Desde el mar los buques del bando independentista compuesta por las flotas combinadas de Chile, Gran Colombia y Perú también atacaron sin pausa el reducto realista con sus cañones, pero los defensores contaban con la Fortaleza del Real Felipe, un bastión artillado para rechazar ataques por mar y que había sido pieza clave del sistema defensivo de España para sus colonias en el océano Pacífico, en tanto el recinto amurallado de la Fortaleza también dificultaba un asalto frontal desde tierra, todo lo cual junto a la voluntad inquebrantable de sus defensores hizo un cerco difícil y prolongado.




Brigadier  José Ramón Rodil y Campillo.

     La falta de suministros suficientes y la sobrepoblación en un puerto que no estaba preparado para acoger tantos refugiados de forma permanente causaron gran perjuicio entre los sitiados. Pronto se advirtió que en el Callao escasearía la comida, por lo cual desde el inicio los refugiados establecieron un mercado negro de alimentos a precios elevadísimos, comerciando primero con las pocas legumbres, frutas, y aves de corral que estaban disponibles en el puerto, para luego traficar con la carne de los caballos o bueyes no aptos para el servicio con la tropa, y finalmente comerciar con carne de ratas a falta de otro alimento disponible.
A los bombardeos del Ejército Libertador y la desnutrición generalizada se sumaron las epidemias que hacían más difícil la resistencia realista, sostenida sólo por la terquedad fanática de su jefe, el brigadier José Ramón Rodil, y los severos castigos que éste imponía a quienes intentasen amotinarse, fusilando continuamente soldados y civiles que intentasen desertar o colaborasen con el enemigo. Las enfermedades se agravaban por la falta de alimentos en el Callao y las malas condiciones sanitarias de un reducto sobrepoblado y a mediados de 1825 empezaron los fallecimientos por estas causas entre refugiados y soldados, carentes de todo contacto con el mundo exterior.



Plano de la fortaleza


       Inclusive Rodil dio la orden de expulsar hacia las filas patriotas a los civiles cuya presencia fuese innecesaria en el Callao, a fin de ahorrar comida para sus soldados. Las tropas del Ejército Libertador aceptaron a algunos civiles, pero al notar la estrategia del líder realista, rechazaron con fuego de fusil a las posteriores oleadas de refugiados, quienes también eran rechazadas de la misma manera por los soldados realistas si intentaban volver a El Callao. Como resultado, muchos civiles perecieron por las balas de ambos bandos o por el hambre y la sed en medio de la tierra de nadie.
Pero esta obstinada resistencia dio su fin al agotarse todo recurso para la vida de los sitiados y la defensa de la plaza. Miles de refugiados civiles padecieron el escorbuto, la disentería y el hambre durante el asedio dentro de las fortalezas del Callao lo que escandalizó a la sociedad limeña y fue reflejada por el tradicionalista peruano Ricardo Palma en su obra El fraile y la monja del Callao.Entre sus muros falleció por escorbuto el antiguo presidente de la república del Perú don Bernardo Torre Tagle, quien se había pasado al bando realista, pereciendo también toda su familia. Fallecieron también como refugiados durante el asedio don Diego de Aliaga (el vicepresidente designado por el Marqués de Torre Tagle), el conde de San Juan de Lurigancho, el conde de Castellón, y muchos otros sostenedores de la causa realista.



Plano y sección de la fortaleza.


     Se calcula que, de todos los refugiados civiles concentrados en el Callao, sólo la cuarta parte sobrevivió al asedio. A principios de enero de 1826 el coronel realista Ponce de León se pasa a las filas independentistas, y poco después el comandante realista Riera, gobernador del Castillo de San Rafael, entrega dicha fortaleza. Ambos eventos hacían casi imposible la defensa, pues Ponce de León conocía la ubicación de las rudimentarias minas de tierra colocadas para impedir cualquier ataque frontal de los patriotas, mientras que Riera dirigía un bastión estratégico cuya pérdida facilitaba la entrada de soldados patriotas dentro de la plaza, además de conocer por completo el dispositivo de defensa formado por Rodil.
Aunque ni Rodil ni la guarnición planearon jamás una rendición, ya no había esperanza de refuerzos de España tras más de un año de inútil espera; la propia guarnición estaba alimentándose de ratas a falta de otra comida disponible, y con las municiones a punto de acabarse, por lo que empiezan las negociaciones el 11 de enero de 1826 y concluyen en la entrega de la fortaleza el 22 de ese mismo mes.



Última bandera española que ondeó en territorio de América del Sur, en la Fortaleza del Real Felipe en el Callao y que se conserva en la casa natal de Bolívar.



      La capitulación permitió la salida de los últimos sobrevivientes del Ejército Realista (sólo 400 soldados de los 2.800 que existían al inicio) con todos los honores. La mayoría de civiles refugiados que empezó siendo unos 8.000, había ya fallecido y los restantes quedaron como sospechosos a las nuevas autoridades de la República y muchos en efecto también partieron a España. Rodil salvaba las banderas de los regimientos Real Infante y del Regimiento de Arequipa, las demás quedaban como trofeo de guerra del vencedor, poco después se embarcaba para España acompañado de un centenar de oficiales y soldados españoles que habían servido bajo su mando. Se eliminaba así el último baluarte del Imperio Español en América del Sur.

domingo, 20 de enero de 2013

Batalla del Cordón 1807

   
 20 de enero de 1807.-
     


      Tiene lugar el Combate del Cordón o Combate del Cardal, principal enfrentamiento entre las fuerzas de defensa española de Montevideo y las tropas británicas en ocasión de iniciarse el sitio de Montevideo de 1807, durante la segunda invasión inglesa al Río de la Plata. La victoria británica sobre fuerzas inferiores en número, armamento y entrenamiento, permitió consolidar el sitio y asegurar en corto tiempo la caída de la plaza.


Imagen de satélite de Montevideo


       La expedición del Gral. Auchmuty después de desembarcar cerca de la playa del Buceo el 16 de enero, avanza en dos columnas (unos 5000 hombres). Luego de rechazar un destacamento español al mando del virrey Sobremonte el 18, las tropas británicas se establecen a la altura del Cordón extendiéndose hasta la zona de El Cardal

      A las 7 de la mañana del 20 de enero, parte de la guarnición de Montevideo, 2362 hombres de todas las armas,  se dirige a enfrentar a los invasores, dividida en tres columnas al mando del brigadier Bernardo Lecocq, con la intención de atacar y aislar el flanco izquierdo de los británicos. En las cercanías del Santo Cristo del Cordón chocan con la vanguardia británica dando comienzo al combate.La vanguardia y el centro de Lecocq hizo retroceder a la vanguardia inglesa mientras la columna derecha española intentaba flanquear con la escasa caballería el ala izquierda británica marchando en paralelo a la costa (por la actual calle Encina torciendo luego por la calle Brasil).




1ª fase de la batalla


      Lecocq reinició el avance por el Camino Real buscando el flanco izquierdo británico pero el coronel Browne con tres compañías del Regimiento 40º al mando del mayor Campbell consiguió estabilizar el frente mientras el general Lumley desplegaba a las compañías de Rifleros (Regimiento 95º)  y del Batallón Ligero en forma paralela al camino seguido por la columnas españolas para que se infiltraran por los maizales y cayeran sobre el flanco izquierdo de los defensores. El movimiento no fue advertido por los españoles hasta que las tropas emboscadas y a buen recaudo abrieron fuego a quemarropa causando una matanza.




2ª fase de la batalla.


     Atacados por el frente por Browne, destrozados por el fuego de flanco y habiendo sufrido cientos de bajas, Lecocq ordenó la retirada a la ciudad, quedando los británicos dueños del campo.
La caballería con la excusa de que no podían acercarse por los cercos de tuna, se retiró al campamento de Las Piedras donde la mayor parte desertó mientras el resto permanecía sin intervenir en la campaña final.
 Las cifras de bajas son muy variables, pero la media permiten estimar las pérdidas españolas en 800 hombres: 200 muertos, 400 heridos y 200 prisioneros, más la pérdida de un cañón y gran número de fusiles, mientras que los ingleses tuvieron 149 bajas en total, 1 oficial y 19 soldados muertos y seis oficiales y 123 soldados heridos.


Imagen de la ciudad de Montevideo a finales del XVIII

      Pocos días después caía Montevideo tras sólo 18 días de sitio. Pese a la derrota, el destino de la ciudad se resolvería en Buenos Aires.