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sábado, 6 de octubre de 2012

Sitio de Cascorro 1896.

6 de Octubre de 1896.-


     Una columna de soldados españoles termina de levantar el cerco del fortín de Cascorro en la isla de Cuba, en cuya defensa inmortalizó su nombre Eloy Gonzalo, el héroe de Cascorro.



Infantería española en Cuba.

      En septiembre de ese año,  170 combatientes españoles del Regimiento de Infantería de María Cristina  son rodeados y arrinconados, frenan como pueden las acometidas de 3.000 insurrectos cubanos en la localidad de Cascorro. La guarnición española estaba siendo duramente castigada y la única vía para cambiar el signo de la contienda era explotar un fortín de madera desde el cual les causaban graves daños. Es en aquel momento en el que el mito y la leyenda de Eloy Gonzalo comienzan a forjarse. Los españoles son cercados por los insurrectos, la ayuda que les es enviada es rechazada por los rebeldes, de manera que los cercados quedan sin posibilidad de auxilio. Todos los parlamentos cubanos enviados para que la posición se rinda son rechazados por el capitán Neila, jefe del fortín.


Plaza de Cascorro en Madrid.

      El día 5 por la tarde pide voluntarios para tratar de destruir la casa restante prendiendola fuego con gasolina. Eloy Gonzalo se presenta voluntario, convencido que morira en la acción pide a sus compañeros que se le aten con una cuerda para recuperar su cuerpo. Finalmente, desde el reducto español ven como el segundo edificio de los insurgentes comienza a arder, Eloy Gonzalo no solo consiguió su objetivo sino que salvó la vida. Aprovechando el momento de desconcierto que la destrucción de la segunda casa propicia, Neila ordena que la guarnición ataque al enemigo, el asalto español obliga a los rebeldes a abandonar el cerco de Cascorro, cuyo cerco ciompleto se levantaría con la llegada de una columna de socorro.



Monumento a Eloy Gonzalo en el Rastro de Madrid, donde se le vé con la lata de gasolina, la mecha y la cuerda anudada a su cintura.

     Por su heroica acción en combate, Eloy Gonzalo recibió la Cruz de Plata al Mérito Militar y el capitán Neila la Laureada de San Fernando.
      El héroe de Cascorro, en vez de ser recompensado con la licencia por su acción de guerra, tuvo que seguir combatiendo en la isla de Cuba hasta que, en junio de 1897 murió de disentería en el hospital de Matanzas. Tras la derrota final de 1898 sus restos mortales fueron repatriados y enterrados en el cementerio de La Almudena de Madrid junto con otros militares destacados de las guerras de Cuba y Filipinas.

Francis Drake muerde el polvo en Canarias 1595

6 de Octubre de 1595.-

     Por orden de la reina Isabel I de Inglaterra, los piratas Francis Drake y Johm Hawkins, iban a efectuar una expedición militar contra las provincias españolas de ultramar, en la zona del Caribe. Dicha expedición estaba enmarcada en la guerra que ingleses y españoles mantenían desde 1585.



La expedición inglesa frente a las costas de Las Palmas.

     Mandaba la expedición el pirata Francis Drake, que en 1589 había comandado la desastrosa expedición inglesa contra la península Ibérica y llevaba 6 años relegado al modesto puesto de comandante de las defensas costeras de Plymouth, por lo que se entiende el enconado odio de éste hacia los españoles, por las tantas veces como le hicimos beber agua de mar, quizá sea ésta la "fama" que tiene en España.
Al poco de partir de Inglaterra, la flota inglesa comenzó a sufrir la carestía de víveres y agua potable, lo que demuestra a las claras la capacidad logística de semejante sujeto.
     Ante la imposibilidad de llegar a América en esas condiciones, se produjo una discusión en la que se debatía si era conveniente, aún a costa de perder el factor sorpresa, atacar las islas Canarias, en el África occidental. Drake era partidario del ataque, mientras que Hawkins consideraba demasiado importante el factor sorpresa como para perderlo en una pequeña escaramuza en las Canarias. Finalmente, los ingleses decidieron atacar poniendo rumbo a Las Palmas el 4 de octubre.


Castillo de Santa Catalina.

     El día 6 de octubre amaneció, en fin, sobre la ciudad de Las Palmas, en figura de media luna, el fuerte nublado que de diez años a aquella parte había estado rondando y amenazando las islas. Componíase la armada inglesa de 28 navíos con 4000 hombres de desembarco. Francis Drake, su acreditado comandante, le formó en tres divisiones de esta manera: 15 navíos de guerra se pusieron enfrente del castillo de Santa Catalina, para cubrir las 47 lanchas que echaron con 500 hombres. Otros dos navíos las cubrían por la parte del castillo de La Luz, defendido por Constantino Carrasco; y los demás se arrimaron hacia aquel lado de la ciudad en donde está el fuerte de Santa Ana, mandado entonces por Fernando Lescano de Muxica.



Castillo de Santa Ana en 1890.

     Tras el avistamiento de las velas inglesas, las autoridades españolas de la isla de Gran Canaria, con el gobernador Alonso de Alvarado a la cabeza, apenas pudieron reunir a 1.500 hombres para la defensa, la mayor parte de ellos civiles sin experiencia en combate ni instrucción militar. En la playa se dispusieron 6 pequeñas piezas de artillería, y los fuertes de Santa Catalina y Santa Ana se aprestaron a la batalla. Los 15  buques ingleses comenzaron a batir el fuerte de Santa Catalina, concentrándose los restantes en el de Santa Ana, mientras que 47 barcazas con  el medio millar de soldados a bordo se encaminaron hacia la playa, donde fueron recibidos con un nutrido fuego de mosquetería. Tras hora y media de combates, los ingleses se retiraron habiendo perdido unos 40 hombres y 4 barcazas, y habiendo sufrido los buques que atacaron fuertes daños de diversa consideración. Por su parte los españoles apenas sufrieron algunas bajas. Tras esto, Baskerville aseguró que si bien no podría tomar Las Palmas en 4 horas, lo haría con toda seguridad en 4 días, a lo que Drake y principalmente Hawkins respondieron con negativas.


Mapa de las islas Canarias, siempre codiciadas por los ingleses.

      No escarmentado Drake todavía de los canarios, quiso hacer otra tentativa 5 leguas más adelante, en la rada desierta de Arguineguín y sacó a tierra una manga de 20 alabarderos por la parte llamada Melenara, a fin de hacer alguna aguada de que tenían necesidad. Al punto que los vieron ganaderos del contorno, corren a embestirles armados de piedras y garrotes, matan algunos, rinden dos prisioneros y los demás huyen precipitadamente a sus lanchas, juzgando que toda la isla se les echaba encima y dejando ver la bizarría de los hijos de la pérfida albión.


Cavendish, Hawkins y Drake, "el trío calaveras" , por lo piratas que fueron.

      Los prisioneros confesaron que la armada había perdido 200 hombres y cuatro de sus oficiales. Tal fue la honrosa defensa de Canarias, descubriéndose el plan inglés, lo que resultaría decisivo, pues el gobernador Alvarado envió inmediatamente aviso a las Indias y a España, que estuvieron sobre aviso y que volverían a hacer beber agua de mar al piratucho éste, que aún no alcanzo a comprender la fama que tiene en su país, a no ser que fuera el único que vió de cerca a españoles, ya que los demas anglosajones nos veían de lejos y echaban a correr.

Sir Francis Drake.

     La derrota de Drake las  celebraron en sus poemas dos autores : nuestro Lope de Vega en su célebre Dragontea, y  Bartolomé Carrasco en su no menos célebre Templo Militante.

jueves, 4 de octubre de 2012

Fundación de San Francisco de Campeche 1540

4 de Octubre de 1540.-


      Se funda la ciudad de Campeche con el nombre de villa de San Francisco de Campeche, por Francisco de Montejo, el mozo, de acuerdo con las instrucciones que le dio su padre, para establecer una base de operaciones que sirviese de "entrada a la provincia y puerto principal".



Francisco de Montejo "el mozo", fundador de San Francisco de Campeche.

     La ciudad se fundó sobre una antigua población maya que llevaba el nombre de Ah-Kin-Pech. La villa de aquel entonces se edificó en torno a una plaza ocupada únicamente por la picota, una columna que servía como símbolo de poder y justicia española. Alrededor de la plaza se construyeron la parroquia de Nuestra Señora de la Purísima Concepción, la Audiencia y las casas de los conquistadores de rango más elevado. En torno a una plaza menor se construiría el mercado y se desarrollaría la vida comercial. La cárcel, el Palacio Municipal y la torre de defensa contra los ataques piráticos se construirían poco después.

Templo y convento de San Francisco, en San Francisco de Campeche, uno de los más antiguos de América.

     La ciudad quedó un tanto apartada de la localidad maya. Los españoles hicieron su vida en torno a la plaza, en el actual barrio de San Román, mientras que los indígenas se agregaron en los antiguos asentamientos prehispánicos, actualmente los barrios de San Francisco y Siete de Agosto. Los naboríos, indígenas mexicas que llegaron con los conquistadores, ocuparon el barrio de San Francisco, y la población de esclavos provenientes de África en los barrios de Santa Ana y Santa Lucía.
El comercio marítimo condicionó el desarrollo de la villa, por lo que ésta fue diseñada con un modelo renacentista: una traza regular en damero en torno a una plaza excéntrica que, según las ordenanzas de la Corona Española, debía servir para las fiestas y ceremonias, orientada en torno a su bahía.


Carta naval de San Francisco de Campeche hacia el 1820.


     Esta población se convirtió en el punto de partida para la conquista definitiva de la Península de Yucatán y su título de ciudad le fue extendido por Cédula Real el 1 de octubre de 1777.

          Actualmente San Francisco de Campeche es la capital del estado mexicano de Campeche y cabecera del municipio del mismo nombre. Es una ciudad histórica fortificada ubicada a orillas del golfo de México, en la península de Yucatán. Es famosa por ser una de las pocas ciudades amuralladas de América y la única en México. Conserva en excelente estado su patrimonio histórico, una de las razones por la que fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 1999.



Fuerte de San Miguel, construido para la defensa contra los piratas.

     El escudo de la ciudad está compuesto por cuatro cuarteles: dos con castillos en campo de gules y dos con galeones en campo de azur; todo el escudo está orlado con el cordón de San Francisco y la corona real, por servicios prestados. Se le considera uno de los mejores y más expresivos concedidos por la corona española en relación con la Nueva España.


Escudo de San Francisco de Campeche.

     Habla por sí solo. Naves y castillos en armónica combinación heráldica, ceñidos por el cordón sanfranciscano. Imagen imperecedera del recinto amurallado y de su vocación marinera forjada por los marinos hispanos.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Abandono del sitio de Leiden 1574

3 de Octubre 1574.-

 Se abandona ell asedio de la ciudad rebelde de Leiden que tuvo lugar entre octubre de 1573 y octubre de 1574, y que fué llevado a cabo por tropas españolas al mando de Francisco de Valdés durante la Guerra de los Ochenta Años.



Francisco de Valdés.

      Tras la toma de la ciudad por los rebeldes en 1572, ésta fue protegida con modernas fortificaciones por lo que para tomarla era necesario un prolongado bloqueo.
La toma de la ciudad de Leiden ofrecía una posibilidad para acabar con la rebelión, ya que su toma separaría a los rebeldes de las provincias de Holanda (Septentrional y Meridional) y Zelanda y dificultaría el comercio de los puertos de Zelanda con el resto de las provincias. El maestre de campo Francisco de Valdés fue ayudado por católicos holandeses leales a la corona con mapas y consejo.



Plano de la ciudad de Leiden, donde se pueden observar los fuertes construidos para su defensa.

    Tras solucionar el motín de los tercios españoles de abril de 1574, Valdés puso sitio a la ciudad en mayo tomando los fuertes de Alfen y Masencluse que protegían su acceso. Los rebeldes inundaron los campos vecinos pese a las grandes pérdidas agrícolas, y a que mucha gente quedó sin techo pero  la ciudad quedó protegida por un kilómetro de tierras inundadas
      El 11 de septiembre una flota de los rebeldes entró desde el mar por las tierras inundadas con la intención de ir rompiendo los sucesivos diques, hasta acceder al canal principal y entrar así en Leiden con provisiones.Nunca tuvo Valdés ni órdenes, ni intención, ni medios de asaltar la plaza y sólo «apretarla» por hambre.


Socorro de Leiden.

     Sin embargo, la madugrada del 3 de octubre, el nivel del agua subió lo suficiente para que 170 bar-
cazas sin quilla lograran sorprender el paso de Kerkweg y apoderarse del dique de Zoertewoude, que abrieron. Valdés, entendiendo que no podría socorrer el fuerte de Lammen (Lammenschans), aislado por el agua, que guardaba el canal de entrada a Haarlem, ordenó abandonarlo, así como la retirada general a La Haya. Bernardino de Mendoza, que refiere al pormenor los hechos, cifra sus pérdidas en 35 soldados, la mayoria ahogados, bien lejos de las abultadísimas que ha venido vertiéndose, equivalentes a la mitad de sus efectivos.

      Este día se sigue celebrando en la actualidad en la ciudad. Tras la resistencia opuesta al asedio, se le concede a la ciudad la universidad en 1575.


Cuadro que representa a Francisco de Valdés y Magdalena Moons.


     Se dice que Valdés, ciegamente enamorado de una ilustre dama holandesa llamada Magdalena Moons, no puso el suficiente interés en conquistar la ciudad, ya que le prometió a esta, que no daría el asalto definitivo a la plaza, aunque naduie dió crédito a aquellas injurias.

martes, 2 de octubre de 2012

Final de la batalla de Rancagua 1814.

2 de Octubre de 1814.-

   Termina la batalla de Rancagua, último de los enfrentamientos de la llamada Patria Vieja ocurido en la ciudad de Rancagua, Chile. La caída de Rancagua marca el fracaso de los primeros proyectos por la independencia de Chile. El General Bernardo O'Higgins, bajo el mando de José Miguel Carrera, en ese entonces Presidente de la Junta Provisional de Gobierno, fue sitiado en la plaza de la ciudad por las tropas realistas al mando del Brigadier Mariano Osorio, logrando resistir durante dos días, hasta que con los pocos hombres de su división que sobrevivieron, pudo romper el cerco y huir.


Brigadier D. Mariano Osorio.

     Las fuerzas realistas cruzaron el río Cachapoal cerca de la Punta de Cortés, casi frente a Lo Miranda, sin mayores problemas,  O'Higgins salió a tratar de cortarles el paso, pero no lo pudo hacer y se acantonó en Rancagua, donde, de acuerdo al plan, se daria batalla "si las condiciones eran favorables".
El ejército realista, compuesto por unos 3.500 hombres, de los cuales, apenas 600 eran peninsulares, comenzó el ataque desde la cañadilla del sur de la ciudad. Esperando quizás que los chilenos escaparían a los primeros disparos Rafael Maroto mandó a sus tropas atacar las fortificaciones del enemigo sin molestarse en enviar avanzadas ni guerrillas. El resultado fue que los realistas fueron acribillados por las descargas y hubieron de retirarse.



Escena de la batalla de Rancagua.

     Al caer la  tarde del 1 de octubre, Osorio decidió recurrir a incendiar las casas del centro y a abrirse paso a través de sus muros. A la luz de esos incendios el combate continuó, muchas veces mano a mano y casa por casa. Sin embargo los patriotas resistieron hasta el anochecer, aunque ya sin agua pues los realistas cortaron la acequia que vertía agua en la ciudad. Esto los desproveyó del uso regular de sus cañones, ya que se usaba agua para enfriarlos entre los disparos.



O´Higgins esperando el ataque de Carrera.

     El día 2 de octubre la batalla continuó ferozmente. En lo más duro de la lucha, el polvorín de los patriotas explotó. Aun así, la resistencia continuaba, a la espera del ataque de las fuerzas de Carrera.
Siendo esa la situación, se avistaron patrullas de las fuerzas al mando de José Miguel Carrera. Temeroso de encontrarse entre dos fuegos, Osorio dio la orden de retirada. Sin embargo, el ataque carrerino no se concretó, la orden fue rescindida y el ataque recomenzó.
     La situación de las fuerzas patriotas en Rancagua, con numerosas bajas y desprovistos de municiones, se hizo desesperada. En un último intento por salvar a los sobrevivientes, alrededor de las cuatro de la tarde, O’Higgins y sus soldados se lanzaron a la carga abriéndose paso a través de las líneas enemigas.



Carga a la desesperada de Bernardo O´Higgins.

     De los novecientos que comenzaron la batalla, sólo alrededor de doscientos, muchos de ellos heridos, incluido O'Higgins, lograron escapar, dejando a la merced de los realistas los heridos que no podían moverse y las mujeres y vecinos que habían llegado a ayudarlos. Según el parte militar de Osorio, las fuerzas monarquistas sufrieron 111 muertos y 113 heridos. Los insurgentes dejaron un total de 402 muertos y 292 heridos.
Afortunadamente para O'Higgins y los que escaparon, la ferocidad del combate había agotado a los realistas, que no los persiguieron.


Momento final de la batalla.

     La derrota de los patriotas en esta batalla produce el fin de la Patria Vieja, la huida de los líderes emancipadores a la Argentina y el comienzo del período histórico de la llamada Reconquista.

lunes, 1 de octubre de 2012

Combate de la isla de Alborán 1540.

1 de Octubre de 1540.-


     Sobre la isla de Alborán, el capitán general de galeras de España, Bernardino de Mendoza, avista las 16 velas corsarias argelinas que venian de saquear Gibraltar y capturar esclavos cristianos y como las galeras españolas no eran más de diez, nada hicieron las argelinas por esquivar el encuentro, antes lo aceleraron muy satisfechas de su superioridad, tocando tambores y añafiles en son de reto.


Isla de Alborán.


     La descarga de artillería de D. Bernardino fue bien dirigida é hizo destrozos antes de llegar á las manos. Dos galeras,la de Hamet y la de Caramaní, aferraron á la capitana de España, y una y otra vez pisaron los turcos su cubierta, saliendo descalabrados. Pendiendo la victoria del éxito de este combate parcial, no hay que decir el empeño con que de una y otra parte se perseguía, ni puede ocultarse cómo abrumados por el número estuvieron en grave aprieto los cristianos.

     Ocurrió á D. Bernardino uno de esos recursos repentinos de que echa mano el capitán en críticas circunstancias: mandóque soldados y remeros se corrieran á una banda, haciendo levantar como es consiguiente la otra, de modo que sirvió de parapeto á los tiros de Hamet. Todos los de D. Bernardino se concentraron sobre la otra, con la dicha de derribar á Caramaní y á muchos de sus turcos. Volviendo veloces á la parte opuesta, entraron la cubierta, acorralando á los defensores. Alí Hamet, herido, se arrojó al agua: dio la señal de la rendición, que de cualquier modo ya se hubiera conseguido.


Arcabuceros españoles abriendo fuego sobre los piratas argelinos.


      A la izquierda de la Capitana, la galera que mandaba don Pedro de la Guerra disparó el cañón de crujía con oportunidad y efecto de echar á fondo instantáneamente á una enemiga; aferró á la inmediata, la ganó con poderoso esfuerzo, siendo dos, por consiguiente, las que se le debieron. La Santa Bárbara, que gobernaba Pedro Benítez se empeñó entre un grupo contrario, porque este capitán, natural de Gibraltar, ardía en deseos de vengar los daños de su pueblo y de su familia acaso. Los malogró un arcabuzazo recibido en el pecho á tiempo que rendía á la nave enemiga. Dos galeras de esta ala izquierda quedaron á retaguardia y apenas pelearon por estar muy escasas de gente.


Batalla de la isla de  Alborán.


     En la derecha fue aferrada la Santa Ana por dos argelinas: de la una se zafó y rindió á la otra, teniendo 11 muertos y 36 heridos, incluso el capitán. Otra galera de D. Enrique Enriquez capturó con poco esfuerzo á la galeota en que huía Alí Hamet, y con esto cesó el combate, haciéndose la cuenta. De los 16 barcos argelinos, se cobraron 10 y uno se fue á pique; escaparon cuatro á vela y remo; se libertaron 837 cautivos de los que andaban al remo; é hicieron 427 prisioneros: casi todos los capitanes turcos murieron, como Caramaní.
De nuestra parte no fue corta la pérdida: murieron 130, contándose entre los heridos al Capitán general, de arcabuzazo en la cabeza.

Galeras corsarias argelinas.

     Alcanzada la victoria, se celebró en Málaga con una procesión en que iban todos los cristianos que habían sido libertados, con velas de cera en las manos; después los soldados bizarramente ataviados; á trechos las trompetas, clarines, cajas y pífanos, con gran estruendo de artillería; al fin los capitanes, que llevaban en medio á su general D. Bernardino, con el estandarte de la Capitana, de Cristo y la Virgen María, descaperuzado, y con esta procesión llegó á la iglesia donde se entonó un Tedeum para dar grácias por la victoria obtenida.

Batalla de Vilcapugio 1813.


1 de Octubre de 1813.-


     Tiene lugar el enfrentamiento de Vilcapugio (en quechua, pozo santo), dentro de la Guerra de Independencia de la Argentina, en la Campaña del Alto Perú, en la que las tropas al mando del general Manuel Belgrano fueron derrotadas por las tropas realistas comandadas por Joaquín de la Pezuela.


Plano de la batalla de Vilcapugio.

     El grueso del ejército comandado por Belgrano llegó a Vilcapugio, al norte de Potosí. En Condo-Condo estaban establecidas las tropas realistas al mando del general de la Pezuela y su comandante Saturnino Castro. Este logró cerrar el paso a las tropas de Cárdenas, cortando así las comunicaciones entre el campamento de Belgrano y las tropas del gobierno de Buenos Aires en Cochabamba. De la Pezuela plantó cara a los insurgentes y avanzó por las montañas para presentar batalla.
La lucha tomó por sorpresa a las tropas argentinas. Aun así, las secciones veteranas del Ejército del norte contuvieron e hicieron retroceder el ala izquierda y centro realista, hasta el punto que el mismo Pezuela reconocería en sus partes al Virrey de Lima que daba por perdida la batalla, pero su propia ala derecha se mantenía en el campo de acción, y derrotaba a la sección izquierda argentina.



Joaquin de la Pezuela y Griñán.

     Pero un toque de reunión, más la llegada de un escuadrón de caballería realista al mando del coronel Saturnino Castro, introdujo el pánico entre los argentinos, quienes se dieron a la desbandada. El ejército realista se reorganizó, se adueñó de toda la artillería,  incluido su comandante, con la que continuó cañoneando la posición de las pocas tropas de Belgrano que continuaban en el campo de batalla, los cuales debieron procurar salvarse de una completa destrucción. Ante la situación, Belgrano acordó con Eustoquio Díaz Vélez que fuese éste quien tomara la ruta de Potosí para reunir los hombres dispersos.


Batalla de Vilcapugio.

     El resultado de la batalla fueron más de 1500 bajas, más de 400 fusiles perdidos y casi todo el parque de artillería.