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miércoles, 25 de julio de 2012

25 de julio de 1543.-

      En las aguas de la población gallega de Muros se enfrentaron una escuadra francesa de 25 naves, al mando de Jean de Clamorgan y del corsario Hallebarde, que pretendían que la ciudad les pagase un rescate so pena de arrasarla,  y una española de 16 al mando de Álvaro de Bazán "el Viejo", I marqués de Santa Cruz, padre de Álvaro de Bazán el Joven, que también estuvo presente en el combate pese a no contar con más de 18 años.

Vista aérea de la villa de Muros, en La Coruña, Galicia.

     Don Álvaro arengó a sus tropas señalándoles que en tal fecha era imposible que las armas españolas perdieran un combate al ser el día de Santiago, patrón de España. La tropa española enfervorizada atacó con tanto ardor, que en muy poco tiempo los franceses fueron arrollados; dirigió su nave capitana directamente contra la del almirante francés, la cual estaba al lado de la del corsario Hallerbarde, se batió encarnizadamente contra los dos, llegando a contarse más de cien hombres puestos fuera de combate en la capitana española. Viendo que la ventaja era del enemigo, aprovechó una racha de viento que le permitió el tomar impulso y embestir a la nave de Clamorgan, con tanta destreza y violencia que ésta se fue a pique. Liberada así una banda del combate, se dedicó a combatir sólo sobre la otra, lo que propició el que la nave de Hallebarde pudiera ser abordada y capturada.

Batalla naval

     Aunque el combate fue encarnizado, en total duró algo menos de dos horas, al final de las cuales los franceses quedaron completamente derrotados. De las 25 naves que formaban su escuadra, solo una pudo escapar; las restantes 23 fueron capturadas los españoles, más la capitana que se había ido a pique. Las bajas francesas superaron los tres mil, pero los españoles sufrieron otras ochocientas, de las que unos trescientos eran muertos

25 de Julio de 1797.-

     A primera hora del día 25 de julio, las lanchas de desembarco del ejército de invasión británico mandado por Nelson a Santa Cruz de Tenerife, defendida por el General Antonio Gutierrez,  comenzaron a navegar hacia el muelle,la fragata española San José las detectó y dio la alarma, al mismo tiempo, las baterías españolas  hicieron blanco sobre la Fox, le causaron 97 muertos y gran cantidad de heridos, y terminaron por enviarla al fondo del océano con mucho material y municiones.

Las fragatas británicas causaron poco daño al ser directo el disparo de sus cañones.

     Nelson viajaba en el cuarto bote de los que lograron desembarcar, pero antes de llegar a tierra firme recibió un impacto procedente del cañón Tigre, que le destrozó el brazo, y fue evacuado.
Los tres grupos de lanchas restantes arrastrados por el mar, fueron castigados por la artillería, y algunas desembarcaron al sur de la ciudad. Unas cuantas, dirigidas por el capitán Troubridge, lo hicieron en la playa de la Caleta, y llegaron a la plaza de la Pila para aguardar la llegada de las demás. Y la mayoría de las unidades desembarcó en la playa de las Carnicerías, desde donde avanzaron por tierra con cierto éxito hasta que fueron arrinconados en la plaza de Santo Domingo. A Troubridge se le agotó la paciencia y dejó la plaza de la Pila para unirse a los atacantes de Santo Domingo, donde fueron rodeados por los defensores, que les obligaron a refugiarse en el convento de Santo Domingo. Desde allí, Troubridge envió un parlamentario a Gutierrez exigiendole la rendición de la plaza, la entrega de los caudales de la villa y la carga de las fragatas españolas fondeadas en el puerto... en fin, hasta acorralados son piratas y ladrones.

Cañón El Tigre que se conserva en el Museo Militar Regional de Canarias.

     Todos los intentos de ayuda de Nelson a sus hombres cercados fueron infructuosos. Aquella situación llevó a Troubridge a negociar con Gutiérrez, una capitulación honrosa y la salvación de la vida de sus hombres.



General Antonio Miguel Gutiérrez Gonzalez-Varona Aranda de Duero, Burgos 1729-Santa Cruz de Tenerife 1799.      La rendición se firmó el mismo día 25, y los más de 300 ingleses que estaban en Santo Domingo desfilaron hacia la plaza de la Pila y reembarcaron en embarcaciones inglesas y algunas canarias.
     En aquel ataque, en el que Nelson afirmó que había tenido que luchar contra 8.000 defensores, cuando en realidad sólo fueron 1.700, los británicos sufrieron grandes pérdidas tanto humanas como materiales. Según el parte rendido por Nelson a Jervis, tuvo un total de 349 bajas (44 muertos en combate, 177 ahogados, 5 desaparecidos y 123 heridos). En cambio, las bajas canarias se redujeron a 72 (32 muertos y 40 heridos).

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